Ir al psicólogo

Existen muchas y variadas razones por las que alguien puede plantearse acudir a un psicólogo, no exentas en la mayoría de los casos de dudas y preguntas sobre cómo hacerlo.

1. No me encuentro bien, pero no sé qué me pasa.

En ocasiones detectamos signos o síntomas que nos provocan malestar o incluso que han pasado desapercibidos durante un tiempo. Éstos pueden ser debidos a cuestiones médicas, por lo que se suele consultar en primer lugar al médico de cabecera, pero también pueden tener un trasfondo psicológico y ser causa o consecuencia de otras alteraciones. Algunos de estos signos y síntomas pueden ser:

  • Insomnio o somnolencia
  • Falta de apetito o voracidad
  • Apatía
  • Tristeza
  • Euforia
  • Impulsividad
  • Pérdida o aumento de peso
  • Aislamiento
  • Dificultades de atención o concentración
  • Problemas de memoria
  • Miedos
  • Irritabilidad

La evaluación precisa y cuidadosa permitirá emitir un diagnóstico adecuado y elaborar un tratamiento personalizado con el objetivo de eliminar el malestar, aprendiendo o recuperando herramientas para resolver conflictos, manejar situaciones o ayudar a otras personas.

2. Tengo un problema y lo quiero solucionar.

Los síntomas anteriores pueden deberse a algo que se escapa de nuestro conocimiento directo o a situaciones vitales concretas y bien definidas, como pueden ser:

  • Problemas de pareja
  • Disfunciones sexuales
  • Problemas familiares
  • Crisis personales
  • Consumo de drogas
  • Dificultades académicas
  • Inestabilidad laboral
  • Estrés
  • Duelo

Manejar los síntomas y elaborar estrategias alternativas a las que se han utilizado hasta ahora para lidiar con estos problemas permitirá recuperar el control en la vida de uno mismo, recuperar y aumentar la autoestima y tener la habilidad para solucionar situaciones parecidas en otros momentos.

3. Me han dicho que venga, pero…

A veces llegan a consulta personas a las que sus parejas, sus familiares, sus amigos, sus profesores, sus jefes o incluso la Justicia les han aconsejado y en ocasiones obligado a acudir, por lo que suelen acompañar el discurso con comentarios como “no necesito un psicólogo”, “no sé para qué tengo que venir”, “no me vas a poder ayudar” o “que venga él/ella/ellos”.

Encontrar un espacio en el que pueden expresarse libremente y sin ser juzgados puede ayudar a crear una alianza terapéutica para empezar a provocar un cambio en la actitud y promover actuaciones más complejas cuando sea necesario.

IMPORTANTE: A pesar de que es posible en algunos casos generar una alianza que permita trabajar en una dirección determinada, el compromiso y la motivación son mayores cuando la decisión se ha tomado motu proprio, por lo que no es recomendable obligar ni engañar a nadie para que acuda a consulta.

4. Conozco a alguien que necesita ayuda, pero no sé si querrá ir al psicólogo.

Como ya hemos comentado, obligar a alguien o engañarlo para acudir a consulta no suele ser la mejor alternativa, pues es probable que exista rechazo y no se pueda establecer un tratamiento eficaz; va a ser difícil que haya un compromiso, que se cumplan las tareas o incluso que se acuda a la cita programada.

Cuando vemos que alguien sufre, tiene algún problema concreto o está teniendo un comportamiento extraño o diferente del habitual, podemos sentir la necesidad de aconsejarle visitar a un especialista, pero debemos ser cuidadosos con el abordaje, pues lo puede vivir de forma intrusiva y provocar respuestas desagradables.

Si te estás planteando decirle a alguien que acuda al psicólogo, debes tener en cuenta que:

  • La decisión debe ser propia para obtener el máximo beneficio de una terapia psicológica; muestra tu preocupación respecto a cuestiones concretas y haz énfasis en los beneficios que podría suponer.
  • No imponerte ni condenar a la persona. Evita comentarios descalificativos u ofensivos que aludan a la persona en su globalidad y aborda conductas o hábitos que puedan ser perjudiciales o desadaptativos para él o ella y para las personas cercanas.
  • Puedes ofrecerte a acompañarle en la primera visita, respetando si, por el contrario, quiere ir solo o sola.
  • Cada persona necesita su tiempo para organizarse y tomar decisiones, por lo que no debemos presionar. Ten paciencia y sé constante en hacer ver los beneficios que podría suponer la ayuda.
  • En terapia, el psicólogo es un guía que ofrece alternativas pero las decisiones las toma la propia persona. No se le va a decir lo que tiene que hacer sino lo que podría hacer.

IMPORTANTE: En casos más graves que afecten a la convivencia o a la integridad física o psíquica de terceros, se debe valorar la opción de tomar decisiones más drásticas como romper con la pareja, dejar un trabajo, decirle a alguien que se vaya de casa, o recurrir a la vía legal denunciando la situación.

5. Ya me he decidido pero… ¿Qué psicólogo elijo?

En la eficacia o el éxito de una terapia psicológica influyen diferentes aspectos tanto referentes al profesional como también a la persona que acude a consulta.

  • Asegúrate que el psicólogo está colegiado y acreditado para ejercer la profesión.
  • Haz las preguntas necesarias para resolver tus dudas acerca del profesional, la terapia o los procedimientos que se utilicen.
  • Recuerda que existe total libertad de elección para iniciar un tratamiento psicológico así como para finalizarlo.
  • Un buen profesional debe dar por finalizado el programa de tratamiento cuando se han conseguido los objetivos marcados conjuntamente al inicio de la terapia.
  • Un buen profesional debe dar por finalizado el programa de tratamiento cuando es consciente de que con las herramientas, medios o recursos a su disposición no le es posible alcanzar los objetivos establecidos. En este caso, ese mismo profesional puede indicarte qué otros psicólogos o qué profesionales pueden hacerse cargo de la intervención.
  • Una de las claves para que una terapia tenga éxito es la alianza terapéutica, que es el vínculo que se establece entre el profesional y la persona que acude a la consulta, y que se basa fundamentalmente en los principios de confianza, respeto y acuerdo y compromiso en los objetivos y las tareas. Por lo tanto, un aspecto primordial es que al acudir a la consulta del psicólogo sientas que el espacio también te pertenece y te sientas cómodo en todo momento.
  • Recuerda que puede haber momentos en los que los objetivos planteados requieran cambios, esfuerzos y en ocasiones incomodidad, que pueden tener como consecuencia experimentar sentimientos de impotencia, soledad o inseguridad, pero no olvides que estas vivencias son normales y superables.